Algunos días, tengo la oportunidad de ver uno que otro partido de la NBA. No puedo negar que el partido de estrellas me pareció bueno, eso se lo debemos agradecer a Lebron James, que estaba realmente motivado.
Aunque, cuando observo cualquier partido regular, no encuentro esa magia que se veía años atrás, y no sólo me refiero a los Chicago Bulls, o a Michael Jordan, me refiero a todos esos jugadores que relmente vivían el basket. Recuerdo la emoción de los espectadores, también recuerdo que durante y después de cada partido te daban unas ganas de jugar basket tremendas, eso era el deporte bien jugado, quizás el mejor en esos tiempos.
Entiendo que algunos pensarán que soy nostálgico, pero no lo creo, sólo veo la realidad y me doy cuenta que la mayoría de jugadores actuales sólo le presocupan dos cosas:
a) ¿Cuanto y cuando me pagarán?
b) ¿Cuanto me pagarán por mi transferencia a otro equipo?
Antes, para que salieras en periódicos, tv y demás, tenías que haberte sacado la mugre, y no sólo eso, sino ser uno de los mejores en la cancha y fuera de ella. Los medios y la gente eran más exigentes, la Liga misma era más exigente.
Ahora, sólo basta que cualquier jugador haga una clavada, enceste una canasta medio espectacular y ya es estrella, qué estrella, es leyenda!.
Cuando veo los partidos, la mayoria de veces me aburro, a veces pienso que hasta mejor juegan en mi barrio o en otros donde he jugado.
¿ Los jugadores tienen la culpa? Quizás algunos de ellos sí la tengan, pero la realidad misma es la que está haciendo daño no sólo al deporte sino a todos los ámbitos.
Está prevaleciendo lamentablemente, LA LEY DEL MENOR ESFUERZO.
No solo esperemos, hagamos que las cosas cambien.
